Con los resultados del pasado 10 de abril todo ya estaba dicho, el poder político en el ejecutivo estaría destinado o para la hija del presidente genocida o para el mayor lobista de los últimos tiempos, dos personajes que proponen básicamente lo mismo en materia económica, ambos socios de un sistema que legitima la violencia, que discrimina mucho más a los sectores empobrecidos, ya sabíamos que ambos recibirían a la CONFIEP en palacio de gobierno con un rostro de éxtasis total propio de una canción de Pedro Suarez Vertiz, que seguirían llamando terrucos a la población organizada que no está de acuerdo con sus políticas violentas, que priorizaran a la minería por encima de cualquier otra corriente económica y que mandarían al carajo al Plan Nacional de Diversificación Económica.  

Algunos pensaron que el camino a la segunda vuelta sería de un debate de ideas, pero olvidaron que no se puede hablar de debate cuando ambas partes piensan lo mismo, no se puede hablar de debate cuando uno de los candidatos hace algunos años le hizo un fellatio al padre de la otra candidata, partido aparte jugaron las encuestas que hicieron como siempre su chamba poniéndole frente a la candidata mejor amiga de los narcos, los pastores homofóbicos, los mineros ilegales, los extorsionadores y todos los indeseables, a un señor que se encuentra en fase de jubilación política (no hago mención a su edad, sino a su actitud).

Las frases “hasta una piedra le gana a Keiko” o “Hasta Kenji le gana a Keiko” son frases que razonablemente tienen mucha aceptación, pero que ante un candidato que permanece mudo ante todos los ataques de la heredera de la corrupción, un candidato poco confrontacional, un candidato que empieza su discurso con un bostezo y que no ha tomado la bandera de la izquierda peruana, como obligatoriamente lo hacen todos los que desean llegar al poder (lo hicieron Toledo, García y Humala sólo para llegar), un candidato que ha hecho casi todo lo contrario a lo que debía hacer.

Todo lo contrario hizo Keiko (Chamaeleonidae) y poco le faltó para decir que la Constitución Política del Perú del 93 es apócrifa, bien sabido es que con tal de llegar al poder ella sí hará uso de cualquier estrategia que logre engañar a incautos y que suba al carro a cuanto delincuente le levante la mano, todos suman, y las encuestas suman mucho más, sino recuerden esta misma recta final del versus entre ella y Humala, Keiko estaba mucho más arriba del hoy traidor, pero al final se quedó con más ganas que Carlos Galdós después de grabar su programa.

Esperemos que la razón prime y que todas aquellas personas que vieron en PPK un cambio (risas) hagan su mayor esfuerzo por hacer ver a PPK como el cáncer que nos toca diagnosticarle al Perú cada cinco años y evitemos la fase terminal del SIDA que representa la mafia fujimorista y sus mejores amigos delincuentes.