Es domingo y en el norte parece que va a llover, caen algunas gotas verticalmente y me imagino que todas las personas se dirigen a sus patios o corrales para recoger la ropa que tendieron por la mañana, es domingo y en el ambiente no solamente se puede respirar el olor a tierra mojada, también se inhala un olor a elecciones presidenciales, pintas, polos, banderas, locales de votación, música electoral de muy mal gusto como siempre, personas discutiendo y argumentando cuál será su posición en los comicios y defendiendo a veces lo indefendible.  

Es bueno que todas las personas se empiecen a interesar por hablar de estos temas y que empiecen a defender las propuestas que nos llevaran al desarrollo real o al falso desarrollo de quienes nos han gobernado en estas últimas décadas, que parecen ser una misma persona que cambia de antifaz cada cinco años.

Las encuestas – a pesar de la desconfianza – y los últimos sucesos han revelado algunas cosas que ya teníamos claras todos los peruanos, como por ejemplo la decadencia que representa la asociación García-Flores, el mismo discurso excesivamente privatista de Kuczynski sin cambiar una coma en todas sus presentaciones, la desvergüenza que ya había demostrado de alcalde y de presidente regional Acuña, el ornamento institucional que es el Jurado Nacional de Elecciones que no ha hecho nada para evitar que delincuentes y vagabundos pueblen la escena política peruana e incluso el autoproclamado “outsider” lleva muchos en su lista.

Lo que sí es más extraño a estas alturas, es que a todos los candidatos les afecte su exposición en los medios de comunicación, sobretodo en redes sociales, ya que la televisión y los diarios se están convirtiendo en simples ecos de lo que ocurre en las redes sociales, pero a Keiko Fujimori no se le ve afectada en ningún sondeo, ni siquiera parece desdibujársele la sonrisa, puede aparecer una mañana eliminando a Martha Chávez y otra colocándole una corona a su ladrón y asesino padre e igual sigue peinada, su jefe de campaña – acusado de lavado de activos – y su personero legal agreden a la prensa y a los que se oponen a su candidatura y no pasa nada.

Lo que hace más compleja la ecuación es ver el rechazo que despierta en varios lugares del país sin que se refleje en las encuestas este prurito que provoca la aparición de la hija del séptimo presidente más corrupto del planeta, sin embargo podemos ver que se ha abierto una ventana, una ventana por la que pasa una luz de esperanza para el país, esa ventana es el poder de la población en estas elecciones, un poder que va despertando y que va creciendo desde las teclas de un ordenador, la posibilidad de que todos y todas podamos decirle no a la corrupción que representa Keiko Fujimori, no al sangriento gobierno de su padre, no a la venta del país, no a la compra de medios de comunicación, no a los asesinatos (no son errores) de más peruanos y peruanas.

Podemos manifestarnos colocando una foto de perfil o de portada rechazando a la dinastía Fujimori, podemos grabar un pequeño vídeo, podemos acudir con pancartas pacíficamente y decirle no a la dictadura donde sea que se presente, pero hagámoslo hoy, nos queda más de un mes para evitar que el país siga siendo la chacra de los Fujimori.